Me provocás frío ajeno, me dijiste el día que nos conocimos, cuando yo me derretía a causa del calor que sentía; nunca nos entenderemos nos declaramos mutuamente. Yo me cansé de gritarte que a veces es mejor callarse mientras que vos me aturdiste con tus silencios, los que nunca alcancé a descifrar; nunca nos comprenderemos nos comentamos con miradas. Sin embargo, hoy te observo recostada al lado mío y concluyo que tal vez esto sea el amor, dos que luchan por entenderse infinitamente.
Ya lo creo que si, socio. El amor es eso, intentar entenderse mutuamente. Y además, seguro que cuando la miras crees que no puedes estar sin ella.
ResponderEliminarUn abrazo, chico argentino.
Disculpa, leo tus comentarios tarde, querida Berlín...
ResponderEliminarAquí me ves, vagando tratando de entender a las personas, de entenderme...