29 nov 2010

El libro

A la edad de doce años, casi todo niño ha recibido como regalo de algún familiar, amigo o conocido, un libro. ¿Pero qué es un libro? De mi predilección, son los más antiguos, con ese olor a pasado, de hojas amarillas, como con un traje contra el tiempo, con sus tapas duras, con suerte llevan relieve. La mayoría de las veces, son de una importante editorial, el ganador de un premio de renombre, lleno de letras y dibujos grandes. Todo eso por fuera. Pero ¿Qué es un libro? Una llave hacia otro mundo. Cuando la realidad se nos presenta triste, repetitiva, sosa, siempre encontraremos consuelo en la literatura. Si hablamos de una poesía o poema, miles de imágenes sensoriales embriagarán nuestros sentidos, dependiendo de la técnica y de la habilidad del autor para captar nuestra atención. En cambio, si nos referimos a la prosa –mi preferida- nos veremos raptados hacia un universo, fantástico o real, pero lo más importante diferente. Por último, si caemos en posesión de una obra teatral, podremos remontarnos a la Grecia antigua, o sentir en carne propia el conflicto entre los Capuleto y los Montesco, si se prefiere.
            En ocasiones la lectura de un libro puede hacernos suponer cosas acerca del autor del mismo ¿Quién no se ha enamorado de un/a escritor/a por su modo de describir su realidad? Este amor es muy verdadero, porque no sólo nos enamoramos de algo que creemos que es, si no también de la sensación que nos produce algo que nos eleva y que  a la vez nos descubre e identifica. A medida que uno avanza en la finita concatenación de caracteres, uno va adentrándose en lo que otro imaginó, como también en lo que uno imagina. Uno gusta de lo que cree que podría haber escrito.
            Me repregunto ¿Qué es un libro? Recibimos en nuestras manos desnudas, un amigo. Sí, un amigo. De esos que no nos abandonan. Nunca. ¿Quién no se ha visto desoladamente solo, ha caminado unos pasos hacia su biblioteca, cogido un libro y aminorado su soledad? Además, si eres uno de esos seres “raros” como yo, que para ti la lectura fue hace un pasatiempo y ahora es casi una adicción-leemos sentados, acostados, quietos, caminando, en el tren, en el colectivo, de mañana, de tarde, de noche, con luz natural, artificial, a la luz de la vela, etc.- ese hábito que una vez fue solitario, servirá también para unirnos. Sí, a las pruebas me remito que nos solemos encontrar tarde o temprano. Talleres literarios, foros, reuniones. Todo acto es para no estar solos. Discusiones acerca de escritores favoritos, novelas más leídas, autores odiados. El tiempo transcurrirá y nos dirá que no estamos tan aislados. No somos los únicos que no habiendo encontrado empatía con los seres de carne y hueso, nos volcamos  a los de nuestra mente.  Y nos daremos cuenta de que las personas no eran tan malas como pensábamos.
            En última instancia, de tanto ver lo que otros hacen, las ganas de intentar imitarlos nos inundan. Luego de leer cientos y cientos de libros, se nos da por intentar escribir. La primera vez se siente como una liberación, como si hubiera sido algo que tendríamos que haber hecho tiempo atrás, pero todavía no estábamos maduros. Pero tenemos que seguir leyendo, leyendo e imitando. No seremos nunca como Borges, Kafka o Cortázar, pero tampoco ese debe ser nuestro objetivo. Como en la vida, no tenemos que perseguir una imitación, porque de ese modo no seremos ni mucho menos. Tenemos que aspirar a ser distintos, auténticos.
            Así, querido amigo, si un día me ves con el rostro fruncido, riendo, llorando, con unas hojas por delante, no te asustes, entra a la puerta de mi imaginación, te invito, para que de mi mano me acompañes.

2 comentarios:

  1. A mi nunca me regalaron un libro : (
    Hasta este cumpleaños : )

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  2. Ayyyy que tierno Fernak. Es casi increible que a alguien con tanto amor por los libros no se lo hayan regalado nunca. Tenías que esperar a la llegada del Mesías(?) y de Lágrima. Lo bueno se hace esperar.

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Un importante aporte para mi crecimiento